Vicente García Salanova
Su vida
Ingeniero Técnico Superior de Telecomunicaciones, Técnico Agrícola y consagrado inventor, es recordado con gratitud por su familia, por compañeros de la Universidad Politécnica de Valencia en la que cursó con envidiables calificaciones sus estudios, así como por los innumerables amigos que tenía en todas las clases sociales y económicas, ya que era un hombre inteligente y desprendido, que valoró mas los beneficios que sus inventos aportaron al estado de la técnica, que el lucro económico que de ellos se podría derivar.
Nació en Valencia en el seno de una familia de Clase media-alta, un 16 de Octubre de 1966, en un complicadísimo parto gemelar en el que perdió la vida su hermano, y su madre y él se salvaron de milagro. Por aquel tiempo su familia residía en un piso en el Camí Real, de la villa de Catarroja, un pueblo Valenciano agrícola e industrial que se asoma a la Albufera y de ahí extrae las anguilas con las que prepara el famoso All y Pebre que le ha dado fama mundial.
Tras siete años de matrimonio este hecho colmó de felicidad a sus padres D. Vicente García Puchalt gran comercial de mueble valenciano y Carmen Salanova Portoles, que aunque se dedicó a las labores domesticas, fue una virtuosa del dibujo y la pintura, cuya vocación durante su adolescencia fue puliendo mientras asistía en la C/ Del Mar de Valencia como alumna, al estudio de pintura de D.Manuel Sigüenza, discípulo y amigo del ilustre pintor valenciano D. José Benlliure.
Durante sus primeros años asistió a la Guardería Infantil de Catarroja, donde se socializó rápidamente y ya hizo sus primeros amigos, algunos de los cuales conservó de por vida.
A continuación prosiguió sus estudios en la vecina localidad de Torrente, en el prestigioso colegio AUSIAS MARCH, donde permaneció hasta terminar bachiller y obtener suficiente nota de selectivo que le permitió entrar en la UNIVERSIDAD POLITECNICA DE VALENCIA, donde con sin igual vocación inicio sus estudios de ingeniería de telecomunicaciones.
En la Universidad Politécnica permaneció desde el año 1989 hasta el 1997, y durante ese tiempo se fue puliendo su innata vocación de inventor, pues siendo un niño ya sorprendió a su entorno social, creando un transmisor de señal, que instalado en el interior de una caja de fósforos permitía que sin salir del coche, rodara la plataforma giratoria que instalada en el garaje de su casa giraba sobre si misma para facilitar la salida de los vehículos, sin apenas maniobrar.
También siendo adolescente, construyó un transmisor de sonido que le permitía hablar con sus amigos, sin tener que usar el teléfono.
Vicente, que a pesar de no ser practicante tenía una sólida formación católica, siempre dijo que gran parte del éxito de sus inventos fue debido a lo que él considera un milagro de La Mare de Deu dels Desamparats, que hizo que se inspirara viendo un anuncio en una parada de autobús donde ofertaban una televisión CASIO y un teléfono móvil Marca ERICSON, los compró, los observó detenidamente y a partir de aquí empezó a desarrollar nuevas aplicaciones de las imágenes y sonidos, que darían lugar a las grandes innovaciones tecnológicas que figuran en las Patentes que inmortalizaron su nombre e hicieron avanzar el estado de la técnica, mejorando nuestra calidad de vida, pues fue Vicente el creador entre otras cosas, de ciertas aplicaciones que hoy llevan nuestros teléfonos móviles y que nos son de gran utilidad.
Tras proteger adecuadamente sus inventos en la Oficina Española de Patentes, solicitó en el IMPIVA lo que se llama un Informe sobre el Estado de la Técnica, que demostró que realmente Vicente era el pionero en transmitir imágenes en movimiento que se podían recibir en el móvil, ni tan siquiera los osados japoneses lo habían conseguido, fue todo un espectáculo ver con que alegría al entrar en su casa, se lo comunicó a su madre, mientras gritaba, "Mareeee soc el primer, soc el primer" a continuación los presentó a una importante empresa valenciana dedicada a interfonos, cuyo nombre no queremos recordar, y allí alegando que los elevados costos de fabricación hacían inviable su puesta en el mercado, ningunearon las ingeniosas innovaciones que Vicente les ofrecía.
Los sistemas inalámbricos que protegían las tres Patentes, fueron distinguidas con los nombres de NOVA COMUNAL, NOVA 2 y SALANOVA, y tras hacer un minucioso estudio de costes, pudo demostrar, que resultaba su instalación más económica que las que habitualmente se montaban, dado que se ahorraban muchísimos metros de cable, mucha mano de obra, y además se podía aprovechar la instalación y la antena de la televisión ya existente, y dejar un canal para la transmisión de imágenes en tiempo real, de cualquier parte del edificio inteligente.
Vicente fue sociable y deportista
Pero ni aún con esas, consiguió que las Delegaciones de las grandes multinacionales a las que visitó acompañado de su padre, le pidiesen a Vicente una Licencia de Uso, manifestando que preferían que fuesen los americanos y Japoneses los que innovaran, que en Europa por vulgar comodidad, comercializan lo que ellos inventan.
Este desprecio, motivó que el padre de Vicente, muriese con el arrepentimiento de no haber volado con su hijo a EE UU, y allí haber promocionado adecuadamente sus inventos, ya que al estar en ese país las centrales de la multinacionales que monopolizan los avances de la técnica, y no tratar con intermediarios de distribución como los que hay en Madrid, quizás las posibilidades de éxito hubiesen sido mayores. Además de que contaban con el respaldo moral del Alcalde de Bostón, que tenia cierta amistad con la familia.
A pesar de las innumerables muestras de admiración que suscitaron sus creaciones tanto en los ambientes intelectuales de la facultad, como entre sus vecinos y amigos, e incluso personalidades políticas como el que fuera Alcalde de Boston, algo tan grande y tan innovador como su estructura inalámbrica para edificios inteligentes, fue despreciada, los turbios intereses comerciales no quisieron fabricar estas innovaciones, e impidieron que Vicente viera como el fruto de tantos años de su trabajo, lideraba el mercado de las telecomunicaciones.
En la foto el que fuera alcalde de Boston, amigo de la familia
Tras la desilusión de ver que sus inventos no tenían la aceptación merecida, el ver sufrir a su padre que por aquellas fechas empezó a desarrollar un cáncer de próstata que a pesar de que fue trasladado a Pamplona y tratado con los medios más avanzados, sin que le importase el gran esfuerzo económico que tuvieron que hacer para sufragar los gastos de tan costoso tratatamiento, acabó con su vida.
Para gravar todavía mas tan triste situación, por aquellos días se rompió la relación con la mujer que durante muchos años fuera su novia, tanto estímulo negativo junto hizo que Vicente entrase en una espiral depresiva que le llevó a un estado de Neurosis obsesiva, en la que constantemente se sentía perseguido y observado.
Con el fin de proporcionarle una distracción que aliviara su mente de tantísimo stress, su madre le animó a que se dedicase de momento a la agricultura, que esa actividad le mantendría ocupado y le haría olvidar tantísima adversidad.
Para empezar sus periplos agrícolas, alquiló dos parcelas muy cerca del puerto de Catarroja, y compro en la vecina localidad de Pinedo, en un vivero de reconocido prestigio, las mejores semillas de melón, todavía recuerda su madre con emoción el momento en el que Vicente le entregó el primer melón que brotó de esa cosecha.
A pesar de la alta calidad de los melones en cuestión, ese año hubo una superproducción que saturó el mercado y al ser más grande la oferta que la demanda, los precios cayeron tanto, que muchos agricultores decidieron no cogerlos del campo para que sirvieran como abono.
Ante esta situación, Vicente que siempre desafío las adversidades, procedió a almacenar los melones en el amplio patio de su casa, y allí su madre y su tia, con la promoción de "compre dos y el tercero se lo regalamos" consiguieron vender muchísimos melones, dado que su casa se halla cerca del Mercado Municipal y además se relacionaban con vecinos y transeúntes y se lo pasaban bien, o sea, que el balance económico no fue positivo, pero como primera experiencia agrícola, no estuvo mal.
Animado con la agricultura, decidió comprar en la vecina localidad del Romaní una hermosa parcela, que reunía idóneas condiciones para cultivar Caquis, y tras un adecuado estudio llegó a la conclusión, que estructurando la plantación en una peculiar forma que él había ideado, se podía aumentar considerablemente la producción.
Por estas fechas, la salud de Vicente empezó a deteriorarse, un médico amigo de la familia, al verlo cojear lo mandó al oncólogo, y allí recibieron la fatal noticia.
A partir de aquí Vicente, siempre con admirable entereza, sin derrumbarse en ningún momento, colaboraba con la Dra. que le atendía, el mismo interpretaba los diagramas de sus análisis, y él mismo calculaba la intensidad de su quimioterapia.
Su enfermedad se fue agravando, cada vez estaba peor hasta el punto de que al final de sus días no podía hablar, por lo que un dia 22 de Diciembre, murió tratando de crear el último de sus inventos, un medio electrónico para comunicarse con su madre.
A pesar de lo injusta que fue la sociedad con él, a pesar de que no encontró ningún apoyo para sacar adelante sus inventos pioneros en el campo de las telecomunicaciones y en la creación de nuevas energías, le llegó la muerte sintiéndose incomprendido y ultimando los detalles de un sistema que hubiese permitido a la Ciudad de Catarroja, autoabastecerse de energía a coste cero. Pero como en su ánimo no cabía el rencor, decidió legarle al Ayuntamiento de Catarroja, la que fue su última morada, una preciosa mansión de mas de 600 metros, construida según la Arquitectura propia de finales del siglo XIX, preparada para que el carro con el caballo pasaran por el pasillo central hasta llegar a la cuadra, con dependencias de vivienda, patio interior, y una “Andana” inmensa, donde se almacenaban y conservaban los productos de la generosa tierra.